El perfil psicopático de Theodore Bundy es un ejemplo perfecto de asesino en serie y cumple prácticamente todos los requisitos establecidos por los expertos en criminología:
– Infancia traumática: llena de mentiras, el abandono de su madre y abusos de su abuelo.
– Narcisismo: todo giraba en torno a él, procurándose todo tipo de lujos y bienestar.
– Megalomanía: llegando incluso al robo para conseguir ascender de estatus.
– Sociopatía: su carisma, el encanto personal, su don de gentes y la facilidad de palabra le hacían integrarse perfectamente en la sociedad, pese a sentirse fuera de ella.
– Engaño y manipulación: atraía a sus víctimas con engaño, unas veces fingía estar desvalido y otras se disfrazaba de agente de la ley.
– Dominación sexual: obtenía el placer sabiéndose dueño de la vida y la muerte y sus crímenes tenían una alta carga necrofíilica.
– Falta de empatía y remordimientos: la reincidencia y el sufrimiento que causaba son una muestra de incapacidad de ponerse en el lugar del otro.
– Manía persecutoria: su fijación por un determinado tipo de víctima marcó todos sus crímenes.
– Compulsión: su deseo continuo de asesinar, aún después de haber sido detenido y encarcelado, deja una prueba evidente de su enfermedad mental.
– Necesidad de emociones fuertes: buscaba continuamente situaciones cada vez más arriesgadas sin tener en cuenta las evidencias que iba dejando por el camino y que más adelante le incriminarían
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